Oremos con el salmo de hoy y pidamos a Dios que se cumplan sus palabras durante todo el
año nuevo que vamos a comenzar: Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo
submarino. Salten de gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo.
Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las
normas con las que rija a todas las naciones…
Padre de las misericordias, mira con bondad nuestras familias e infúndeles el fuego de tu amor,
para que, por medio de las practicas del amor y perdón, seamos imagen viva de la Sagrada
Familia. Amen.
Señor Jesus, Simeón espero toda la vida para verte mientras nosotros te tenemos presente en la Eucaristía todos los días y en nuestro corazón por la vida de gracia. Ayúdanos a valorar la eucaristía, nuestra amistad contigo, y a estar decididos a morir antes que ofenderte. Niño Jesús, ayúdame a encontrarte en los demás y en la Eucaristía. Y concédeme ser consciente de tu presencia en mi corazón. Amen.
Que importante que sigamos reflexionando entorno a la niñez a la infancia, a la juventud, a la adolescencia que muchas veces se convierten en victima y la iglesia queda de manos cruzadas ante esta circunstancia.
Señor Jesús Tu dijiste: el que come mi carne y bebé mi sangre Tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día Señor danos siempre de tu pan
Hoy queremos pedir al Señor que nos acompañen siempre en este camino de seguimiento, hoy queremos pedir a Nuestro Señor Jesucristo que nos acompañen siempre en este camino de seguimiento y que a pesar de encontrarnos con diferentes dificultades siempre tengamos la mirada fija en Él.
Padre de las misericordias, te pedimos humildemente tu Espíritu para escuchar, aceptar, y vivir
tu Palabra encarnada en Cristo Jesús, nuestro Señor. Y poder estar contigo algún día en el paraíso
eterno. Amen.
El Señor juró a nuestro padre Abraham
concedernos que, libres ya de nuestros enemigos,
lo sirvamos sin temor, en santidad y justicia
delante de él, todos los días de nuestra vida.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos
y a anunciar a su pueblo la salvación,
mediante el perdón de los pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz’’.
“¿Qué está pasando acá?”. Está pasando Dios, que nos habla por innumerables caminos, incluso con el nacimiento de un niño.
Nosotros, no sólo en este especial tiempo de Navidad, sino que, de manera permanente, también estamos llamados a ser mensajeros y atraer a todos hacia Dios, con humildad y sencillez, pero a la vez con valentía y capacidad profética.
Señor Jesús, danos la confianza y generosidad de espíritu de María. Pido que no solo escuchemos tu voz y hagamos tu voluntad, sino que lo hagamos felices y sin miedo, llenos de gratitud por tu misericordia. Ayúdanos a contestar a tu llamada con un “Sí” exultante y concede a los que vayan a adorar a Jesus esta Navidad, hecho niño en Belén, participar de los bienes de su redención. Amen
Un sentimiento de temor se apoderó de los vecinos, y en toda la región montañosa de Judea se comentaba este suceso. Cuantos se enteraban de ello se preguntaban impresionados: “¿Qué va a ser de este niño?” Esto lo decían, porque realmente la mano de Dios estaba con él.
María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.
Un Jesús que tiene una misión a un Jesús que se convierte en precursor y protagonista de esa misión.
Hagamos nosotros mismos ese ejercicio y permitamos que nosotros seamos esa bisagra para que Jesús pase de un anuncio a una acción concreta dentro de las comunidades.
De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce.
Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, es de catorce.
Asi Tu abrele el corazón abrasa al Divino niño Jesús al abrasarlo, El le dara sentido a tu vivir.
El Señor está cerca, con un corazón renovado y sencillo acerquémonos el nos quiere dar el perdón y la paz para que nuestra alegría sea plena.
Hoy 16-dic. Comienza la novena de preparación en espera a su llegada, preparemos el pesebre de nuestro corazón listo a recibirlo, digamos:
Ven, ven Señor no tardes Ven ven que te esperamos ven ven Señor no tardes ven pronto Señor.
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Quiero que cuando vengas a mi corazón en la próxima Navidad, lo encuentres
preparado, transformado; para ello me esforzaré por adquirir las virtudes humanas que más
necesito para ser un auténtico discípulo y misionero de tu amor. Quiero ser pequeño, humilde,
lleno del Espíritu Santo y transmitir el mensaje del Señor; el mensaje de amor, de paz, que
conduce al Reino de los Cielos, sabiendo que a pesar de mis debilidades, puedo tener la
voluntad y la fuerza para combatir y permanecer en el camino correcto. Señor quédate
conmigo y ayúdame a transitar por estos caminos de la vida que deseo llegar a tu Reino. Amén.
¡Dichosos los que por la fe somos instrumentos de la acción de Dios entre nosotros!
Oremos: Que tu Palabra que nos ilumina en nuestro camino hacia la Navidad, nos ayude Señor a ver que tu venida al mundo hace más de dos mil años, trajo la salvación de Dios entre nosotros y que hoy como ayer, sigues actuando con nosotros y a través de nosotros. Que mantengamos esta fe y esta esperanza bien activa para que esta Navidad se renueve en nosotros el gozo de la salvación. Amén.
Los fariseos, sacerdotes y ancianos de Israel dijeron “sí” a Dios al aceptar la Ley de Moisés, ellos son irreprochables del punto de vista externo, pero no han cumplido la voluntad de Dios, y la prueba está en que no aceptaron la llamada de Juan Bautista a la conversión; sin embargo los marginados, los pecadores, los publicanos al principio dijeron “no” a Dios, negándose a vivir según sus mandamientos, pero ahora han acogido el llamado de Juan y, convirtiéndose, han cumplido la voluntad del Padre Celeste.
Sigamos caminando juntos a Jesús para construir mundo donde no hayan excluidos. Amen.
Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi Salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava”.
Cuando se fueron los discípulos, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: "¿Qué fueron ustedes a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? No. Pues entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un hombre lujosamente vestido? No, ya que los que visten con lujo habitan en los palacios. ¿A qué fueron, pues? ¿A ver a un profeta? Sí, yo se lo aseguro; y a uno que es todavía más que profeta. Porque de él está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero para que vaya delante de ti y te prepare el camino. Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que él".
Jesús les instruye a sus discípulos, para que no caigan en la trampa de pensar que Jesús es un Mesías político. Al contrario, Él también deberá sufrir por la persecución, incluso la muerte, para la salvación de todos, para la salvación de nosotros.
Los instruye para que no se escandalicen, para que asuman también el dolor, la entrega y el martirio, como Juan el Bautista, como él mismo en muerte en la cruz.
Así se no invita, así se nos desafía a acoger a Jesús, a convertir el corazón para su venida. Amén.
Señor mío, gracias por un día más de vida, gracias por tu infinita misericordia.
Ayúdame Padre a aprovechar este tiempo de adviento para preparar mi corazón y mi persona
como es debido para recibir a tu hijo en la navidad. Jesús, quiero asemejarme a ti, unir mi
voluntad a la tuya. Quiero seguir amándote en el estado de vida que he elegido. Por eso, mi
dulce Jesús, pido que vivas en mí para que tu fe sea la mía; tus amores, los míos; tus alegrías,
las mías. En fin, que sea uno contigo. Dame fuerzas Padre, para poder seguir siendo testimonio
de vida en este caminar y que otras personas crean en ti, a través de este testimonio. Amén.
Madre, vamos a poder ser salvados por Él y ser consecuentes con ese llamado que nos tiene. Hoy nos llama a que podamos decirle un Sí pero un Sí de verdad, comprometido a que transformemos nuestra vida, a que transformemos nuestros ser a imagen de la Virgen María inmaculada.
Oremos juntos el Salmo Responsorial: “Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga Su Santo Nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no olvides de Sus beneficios. Bendice al Señor, alma mía. Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; Él rescata tu vida del sepulcro, y te colma de amor y de ternura. Bendice al Señor, alma mía.” (Sal 102, 1-2. 3-4) Amén.