Los fariseos, sacerdotes y ancianos de Israel dijeron “sí” a Dios al aceptar la Ley de Moisés, ellos son irreprochables del punto de vista externo, pero no han cumplido la voluntad de Dios, y la prueba está en que no aceptaron la llamada de Juan Bautista a la conversión; sin embargo los marginados, los pecadores, los publicanos al principio dijeron “no” a Dios, negándose a vivir según sus mandamientos, pero ahora han acogido el llamado de Juan y, convirtiéndose, han cumplido la voluntad del Padre Celeste.
Sigamos caminando juntos a Jesús para construir mundo donde no hayan excluidos. Amen.