Jesús les instruye a sus discípulos, para que no caigan en la trampa de pensar que Jesús es un Mesías político. Al contrario, Él también deberá sufrir por la persecución, incluso la muerte, para la salvación de todos, para la salvación de nosotros.
Los instruye para que no se escandalicen, para que asuman también el dolor, la entrega y el martirio, como Juan el Bautista, como él mismo en muerte en la cruz.
Así se no invita, así se nos desafía a acoger a Jesús, a convertir el corazón para su venida. Amén.