Queridos hermanos y hermanas estamos entonces en esta fiesta, disfrutémosla para que también nosotros que constituyamos en corresponsables de esta Iglesia que nuestro querido Papa Francisco con coraje con determinación y de forma muy inteligente acompañado por la acción del Espíritu Santo hace que tenga un buen fin esta Iglesia, que no haga agua y que junto con nosotros responda a los desafíos que este siglo XXI nos está deparando para llevar el Evangelio donde hay que llevarlo, especialmente a las poblaciones más apartadas, más marginadas y, démosle gracias al Señor, por eso oremos por nuestro papa, por la Iglesia y por ese proyecto de Jesús que en nosotros también nos cabe de participar dándole al papa ese soporte que él tanto necesita para que esté puerto que lleva Jesús llegué a dónde tiene que llegar, una Iglesia soñada por Jesús en un mundo más bonito y más lleno de Dios. Hasta luego queridos hermanos y hermanas.