Señor Jesús, tú nos conoces tal y como somos; te pedimos nos ayudes a escuchar tu llamado cuando la tentación a lo vano nos acose, cuando la desobediencia haga estragos en nosotros y lo atractivo de lo mundano empiece a alejarnos de ti. Gracias por tus bondades al reconocernos que somos de tu rebaño. Con toda la fe y esperanza queremos merecer ser contados como tuyos. Amén.