"¡Dichoso tú, Manuel, Ana, José, Simón, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos!
Oremos con el Salmista: El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. Por ser Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque él está conmigo.