Que nuestra confianza esté siempre en el Dios bueno de nuestros padres y antepasados, que aprendamos a vivir como hermanos y servidores unos de otros como Jesús nos lo enseñó, rechazando títulos y privilegios que marginan a otros. Que nuestra alegría sea tener la bendición del Señor, todos los días de nuestra vida… Amén.