Señor Jesús, te pedimos por tu sacratísimo corazón que nos enseñes a ser humildes y sencillos como tú. Ayúdanos, a través de nuestra fe, a ver más allá de las cosas que este mundo nos ofrece. Envía tu Espíritu a nuestros corazones y sana toda herida que nos hace huir de la humildad. Y guíanos siempre para saber tratar a las personas con bien. Amén.