En cada situación de la vida está allí sosteniéndonos, ayudándonos y estando cerca de nuestra vida, este tiempo pascual nos debe llevar a vivir con esa esperanza en la resurrección y vivir con la verdadera alegría de cristianos.
Mis hermanos y hermanas concluyamos nuestra reflexión con una pequeña oración: Señor Jesús, tu que eres el Camino, la Verdad y la Vida, guíanos al cielo y no permitas que nos separemos de ti. Tu que eres la Verdad, permite que veamos y hagamos todo en el amor de Dios. Tu que eres la Vida, rescátanos de la cultura de la muerte, del pecado y de todo aquello que nos separa de Dios y de la vida eterna. Amén.
Dios todopoderoso y eterno, que hiciste de tu obispo san Atanasio un preclaro defensor de la divinidad de tu Hijo, concédenos, en tu bondad, que, fortalecidos con su doctrina y protección, te conozcamos y te amemos cada vez más plenamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Hermanos y hermanas que el Señor nos ayude en este día de San José obrero a vivir el trabajo constante de construir las cosas en el amor. Dios les acompañe siempre.
Espíritu Santo ven y renueva la faz de mi fe.
Jesús le recuerda que no se trata de nacer del seno materno nuevamente; sino renacer por medio del agua del espíritu (bautismo) donde se acepta el reino de Dios.
Pidamos a nuestro Padre Dios que nos de fortaleza en la fe para que no caigamos en la duda, sino que confiemos en la presencia viva y misericordiosa de su Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Gracias Señor por este tiempo precioso de la Pascua, y por el ejemplo de los Apóstoles, y de los discípulos de nuestro día quienes diariamente proclaman su fe en Cristo Resucitado. Dé a nosotros también la fuerza de ser anunciadores de la Buena Nueva por palabra y por acción en nuestro mundo de hoy. Amén.
Roguémosle a Dios que en esta Pascua nos conceda el don de la oración, y una presencia muy cercana de su gracia en nuestra vida.
Señor, ayúdanos a mantenernos como verdaderos testigos de tus obras reconociendo tu grandeza en cada uno de los aspectos o situaciones de nuestra vida y agradeciéndote permanentemente por todas y cada una de ellas. Amén.
Padre celestial que nos honraste al otorgar el derecho a tu Hijo ser nuestro Salvador, porque con su propia Sangre redimió nuestros pecados en la Cruz, danos siempre la claridad de reconocer su presencia e integrarla en nuestras vidas. Te lo pedimos en nombre de Jesús tu Hijo ungido, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amen
La resurrección de Jesus nos debe llenar de esperanza aun cuando le perdemos sentido a la vida.
Quiero pedirte Señor de manera especial por nuestros hermanos venezolanos, por los hermanos sacerdotes Misioneros del Verbo Divino, por toda la comunidad estudiantil, por todos los niños y niñas. Gracias Padre. Amén
“Este es el día del triunfo del Señor. ¡Aleluya!”
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya,
Aleluya, aleluya, el Señor Resucitó.
El Señor Resucitó, cantemos con alegría,
Demos gracias al Señor, Alelu-uu-ya!
Como Cristo hoy se nos invita a salir de las tinieblas y ser para el mundo. Y ser como ese cirio que no se apaga y ser testigos del evangelio y tener presente que somos parte de ese plan de salvación. Cristo ha resucitado. Aleluya.
Gracias, Señor, por mostrarme el camino que debo seguir. La gracia me la ofreces en la Eucaristía, el eje alrededor del cual debe girar toda mi existencia, pero para poder recibirte sacramentalmente, necesito primero lavarme, limpiar mi vida de todo lo que te ofende, porque aunque sé que nunca seré digno, pero tengo la seguridad que con la absolución de uno de tus sacerdotes, mi alma quedará lista para recibirte. AMEN.
Que el inicio de este triduo Pascual sea para nosotros ocasión de renovar nuestro amor a Jesucristo, nuestro amor a la Eucaristía, nuestro amor a nuestras comunidades cristianas, pero también nuestro compromiso en el servicio al otro.
Gracias, Señor, por mostrarme el camino que debo seguir. La gracia me la ofreces en la Eucaristía, el eje alrededor del cual debe girar toda mi existencia, pero para poder recibirte sacramentalmente, necesito primero lavarme, limpiar mi vida de todo lo que te ofende, porque aunque sé que nunca seré digno, pero tengo la seguridad que con la absolución de uno de tus sacerdotes, mi alma quedará lista para recibirte. AMEN.
Nosotros, en verdad, recibimos lo debido por lo que hemos hecho; pero éste no hizo mal alguno» (Lc 23,41).
Señor Jesus, rey nuestro, solo tú has tenido compasión de nuestras faltas. Amadísimo Señor Jesus te alabamos y glorificamos por infinita misericordia a nosotros, tu pueblo.
La procesión de hoy con ramas de palmas en nuestras manos es una señal de que estamos dispuestos a caminar con Jesús tanto en su pasión como en su triunfo.
Jesús está en su camino a Jerusalén para sufrir y morir. ¿y nosotros? ¿ si Estamos dispuestos a tomar la cruz de la enfermedad, la crítica, el insulto, el rechazo y el dolor y caminar con él?
Padre todopoderoso, fuente eterna de todo lo que es bueno, mantennos fieles en servirte, sin juzgar al próximo. Ayúdanos a respetar a todas las razas y culturas del mundo ya que somos todos iguales ante tus ojos. Te lo pedimos por Jesucristo que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amen.
Pedimos a Dios que nos ayuda a hacer buenas obras en nuestra vida todos los días, en esta manera continuamos la misión de Jesús para la salvación de la humanidad y damos testimonio de nuestra fe en Jesús hijo de Dios vivo. Las buenas obras que debemos hacer para demonstrar nuestra fe en este tiempo de cuaresma son; dar comer a los hambrientos, dar beber a los sedientos, visitar a los enfermos, aconsejar a los que te piden consejos, ensenar a los que no saben, perdonar a los que te ofenden, y viven siempre en paz con los demás. Por Jesucristo Nuestro Señor….
Si somos fieles como Abraham, si somos capaces de salir de nosotros para estar en comunión con Cristo, tendremos vida y vida eterna. Amen
la libertad en la verdad