Dios bendíganos, Señor, en este momento importante, con tu luz del cielo. En el nombre Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, amen.
Concédenos, Señor, caminar y acompañarte hacia tu pasión para que nosotros también muramos a los pecados que hemos cometido, para que abandonemos la vida antigua de pecado y nos unamos a ti en la esperanza de una vida nueva y eterna. Esto concédelo, Señor a todos, particularmente a nuestros seres queridos que se nos han adelantado a la casa del Padre. Amén.
la invitación del señor es a que estemos unidos a él y que con él siempre vamos a salir adelante con el amor de Dios y con el amor de la Santísima virgen vamos a ser hombres y mujeres de Dios.
Padre celestial, durante esta época de arrepentimiento, ten misericordia de nosotros. Con nuestra oración y nuestras buenas obras, transforma nuestro egoísmo en generosidad. Abre nuestros corazones a tu palabra, sana nuestras heridas del pecado y ayúdanos a hacer el bien en este mundo. Amen.
El padre repuso: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’ ”.
Que hoy Señor, nos demos cuenta que no te importa nuestro culto, sino la misericordia que sigue después de ese culto, nuestras acciones de servicio, de sacrificio, de entrega, pero también de arrepentimiento y dolor por el tiempo que vivimos alejados de ti. Acepta nuestro arrepentimiento y renuévanos con tu gracia. Amén.
Padre de bondad, gracia por el don de Tu Hijo, a través de la bienaventurada Virgen María, y Gracias por darnos a la madre de Tu Hijo para ser nuestra madre. Que su ejemplo nos ayude a aceptar tu voluntad en nuestras vidas, para la mayor gloria de Tu Nombre. Amén.
“Te pedimos, Señor, humildemente, que conforme se acerca la fiesta de nuestra redención, crezca en nosotros el fervor para celebrar santamente la Pascua de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amen.
Quisiera pedirle al Dios de la vida que nos dé esa fuerza para relacionarnos correctamente con la ley y que la vivamos como cristianos, como cristianas, como bautizados, como bautizadas, que sea una ley que libere, que nos haga hijos de Dios y que sea una ley que construye libertad, que construye fraternidad, que nos ayuda a seguir creciendo.
Pidamos al Señor para que nos enseñe a perdonar. Conocemos que nuestro Dios es el señor compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. Enséñanos a amar y perdonar como tú nos amas y perdonas. “Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonemos a los que nos han ofendido”. Amen.
Entonces les dijo esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo; fue a buscar higos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupa la tierra inútilmente?’ El viñador le contestó: ‘Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra alrededor y a echarle abono, para ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortaré’ ”.
“Dios todo poderoso, tu confiaste al fiel cuidado de San José los principios de los misterios de la salvación del hombre. Por su intercesión concede que tu Iglesia sea siempre fiel en su servicio para que se cumplan tus designios. Amén.
Queridos hermanos y hermanas, cada momento, cada trabajo de nuestra vida, vale la pena realizar con mucho amor por los demás, porque a Dios le agrada esta actitud.
Trabajamos con mucho amor, cariño, y alegría, en esta viña del señor, amen.
Señor Jesús, ayúdame a ser consciente de que la misión de cada cristiano es el Amor, y de que al fin de mi vida me interrogarás sobre cuánto y cómo he amado a mis hermanos y hermanas. Ayúdame a ser generoso y hospitalario con los más necesitados y rechazados por la sociedad. Amen.
En este tiempo de Cuaresma dejemos de lado nuestras distracciones y egoísmos; y escuchemos de verdad a Dios y a todas las personas que nos quieran confiar algo desde su corazón. Que Dios nos conceda la gracia de la escucha atenta. Amen.
Amado Padre, te pedimos que viva en nosotros siempre Tú Espíritu. Y que sea Tú Espíritu quien nos mueva a escoger siempre lo correcto, lo que te agrade. Ayúdanos en esta Cuaresma a caminar junto a Ti; a reconocerte en nuestros hermanos, a desear cambiar nuestras miserias por Tú luz. Amén.
Pedimos al Senior Jesús, nuestro pastor paraqué nos ayuda a ser misericordiosos, que seamos capaces de perdonar a nuestros enemigos. Para nuestros pecados serán perdonados y volvemos a ser misericordioso como nuestro padre celestial es misericordioso…. Por los siglos de los siglos…. amen
es el encuentro con Cristo que nos lleva a otro camino nuevo. Que Dios nos bendiga: Padre, Hijo y Espíritu Santo, amen.
Dios, Padre Misericordioso, enséñanos a amar, especialmente a quienes nos odian, y a pedir por ellos quienes nos persiguen, para ser luz en el mundo y así atraer a todos hacia Ti. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo. Amen
La enseñanza es perdonar, así como lo hace el Señor, de nada vale presentar la ofrenda y no haber perdonado es aprender a morir a nosotros mismos, que es un proceso diario.
Padre celestial, aunque nuestra ceguera es mucha sabemos que nos guías como un Padre guía a sus hijos, así pues con confianza en tus promesas, te pedimos que al pedirte y tocar tus puertas con insistencia, seas misericordiosa y nos indiques el camino a seguir para no defraudarte ni amedrantar o acobardar nuestra fe. Te lo pedimos en nombre de nuestro Señor Jesucristo que en unión con el Espíritu Santo contigo vive y reina formando un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amen
Que escuchemos, Señor, la amonestación de los profetas que nos llaman al arrepentimiento, a la enmienda, a la misericordia y la justicia. Que superemos la maldad de nuestros pecados y delitos, los personales y los sociales, y que nos esforcemos para que en esta Cuaresma crezcamos en una verdadera conversión que permita la salvación de todos en Cristo. Amén.
Padre Celestial, cuando me acerco a Tí en oración, Tú ya sabes lo que necesito. Ayúdame a saber aceptar Tu voluntad. Te pido me des la gracia de que mi oración sea la de un discípulo de Jesús, un verdadero hijo tuyo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Pidamos al Señor, que, con su enseñanza y fuerza de su espíritu santo, podamos reconocer el rostro de Dios en el rostro de los más necesitados. Así sea.