Sálvame, Señor, por tu misericordia
Lo que tengan nuestros corazones lo que va a hablar nuestra boca. Pidámosle al Señor que nos ayude a abrir el entendimiento para conocerlo cada vez más a Él, que nos ayude cambiar este corazón que es duro, como piedra, que sea como el corazón de Él que es limpio y dulce. Nuestra tarea, poner siempre siempre toda nuestra vida en las manos del Señor. Gracias.
Señor, ayuda a que nuestro corazón se llene de tu compasión. Enséñanos a amar auténticamente. Que no nos fijemos en los defectos ni juzguemos a los demás; antes bien, que seamos imagen de tu bondad, porque con la vara que nosotros midamos, Tú la usarás para medirnos a nosotros
Señor, derrama tu gracia sobre nosotros. Somos tus hijos e hijas predilectos. Transfórmanos con tu amor. Haga que nuestros rostros y nuestras vidas brillen como el rostro de Jesús y háganos atentos a su voz y su mensaje de vida y de amor.
Padre Celestial en tu infinita misericordia te has dignado de venir hasta nosotros y guiarnos con tu espíritu santo por medio de Nuestro Señor Jesús tu hijo, de Maria, Madre de Dios y por medio de Moisés y todos los santos. Amadísimo Padre Dios te damos infinitas gracias y pedimos que inclines nuestros corazones a tus preceptos para caminar junto a ti y cumplir tu voluntad.
Te pedimos, Jesús y Señor nuestro, a Ti que supiste reconciliar al mundo con Dios, que nos enseñes a perdonar como tú nos perdonas y a buscar siempre la reconciliación con quienes nos han lastimado. Te lo pedimos por la intercesión de María santísima, en el Espíritu Santo.
"¡Dichoso tú, Manuel, Ana, José, Simón, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos!
Oremos con el Salmista: El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. Por ser Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque él está conmigo.
Dios Padre compasivo y misericordioso, te damos gracias por el don de la vida, por el don de la fe, por la gracia de arrepentimiento y el don del perdón. Señor nos encomendamos a ti, para que seas tu nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida, para que guíes nuestros pasos y podamos alcanzar la salvación de nuestras almas.
Gracias, Señor, por enseñarme a orar. Sé que me puedo acercar a Ti con toda confianza, con la seguridad de ser escuchado y la certeza de ser amado. Que esta familiaridad no me lleve a olvidar con quién estoy tratando. Humildemente te pido que sepa, al igual que tu Madre Santísima lo hizo, reconocer y corresponder a las grandes maravillas con las que quieres enriquecer mi vida. Por Jesucristo Nuestro Señor. AMEN
Padre eterno, ayúdanos a tener ojos de misericordia para poder ver las necesidades de nuestros hermanos y hermanas en el mundo que nos rodea. Y poderte ver y atender a ti en cada uno de ellos, y de esa manera compartir contigo y con ellos la vida eterna algún día en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
El agua que purificó a la humanidad, destruyendo lo perverso de ella, es ahora medio de salvación. Por el agua anduvo Noé, salvándose. Por el agua pasa el cristiano dejando en ella sus maldades, el hombre viejo, resucitando a la vida en Cristo.
Señor toma mi vida entera, antes de que la espera desgaste años en mi, estoy dispuesto a lo que sea, no importa donde sea, tu ponme a servir, llévame a donde los pueblos necesiten de mis manos, necesiten ganas de vivir, donde falte tu esperanza, donde falte tu alegría, simplemente por no saber de ti, llévame a mi propio pueblo intimo e inerte a tu palabra. Palabras parciales del canto del misionero. Amén
En la lectura escuchamos como el pueblo reclama que su ayuno no se ve y piensan que el Señor no los escucha, se nos dice lo que hacen el día de ayuno como lo hacen en medio de peleas, pensando en sus negocios y poniendo a sus empleados a trabajar, el ayuno que agrada al Señor es compartir con el prójimo estar hay para él.
Pidámosle al Señor que nos ayude a llevar esta cruz de nuestro diario vivir abrazándola y estando siempre con Él, que así sea.
Que el Dios de la Vida nos acompañe en este tiempo de gracia para llegar más a Él a través de nuestras devociones y cambio de corazón.
Dios todopoderoso y misericordioso, te pedimos que nos ayudes a vencer las tentaciones que se nos presentan cada día, a que aumentes nuestra fe en tu infinito amor por nosotros y en que tu proveerás todo lo necesario para nuestro bienestar y el bienestar de toda la humanidad aquí en la tierra así como en el cielo. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amen.
Señor Jesus gracias por darnos a nuestra comunidad cristiana y a toda tu creación que, por medio de su amor y bondad, reflejan tu rostro al que sufre, al refugiado, al emigrante y al que no tiene que comer. Gracias Señor Jesús en todo momento, en las alegrías como en el sufrimiento. Amen.
Señor aquí estoy, toca mi vida, toca mi corazón, quiero ser sanado, sáname Señor, que quiero estar para Ti, para glorificarte, para anunciar el Evangelio. Porque el leproso no se quedo ahí sino que salió anunciar la buena noticia de Jesús, lo que Jesús había hecho por Él. Así nosotros anunciémosle al mundo todas las cosas bellas que Jesús ha hecho por nosotros. Que Dios nos bendiga y que la Virgencita nos acompañe siempre. Amén.
La preocupación de Jesús es nuestra preocupación hoy en día, pedimos a Dios que nos ayuda a continuar su preocupación por el bien estar de los demás especialmente los más necesitados que viven en nuestro lado. Los más pobres, más funerales, más sufren y abandonados en nuestra sociedad especialmente en nuestro entorno. Senior ayúdanos a ser generoso como tú eres generoso…. Amen
Hermanos y hermanas, dejemos que nuestros oídos estén atentos, que nuestra lengua sea el conducto para compartir palabras de buenos mensajes, y apoyo mutuo, pidámosle a Dios que nos brinde las herramientas para poder dejar de ser sordomudos, porque Jesús lo hace todo bien, y lo que pidamos en su nombre se hará. Amén.
“Deja que coman primero los hijos. No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos" (Marcos 7, 27).
Muchas veces nosotros ofendemos a las personas, pero tenemos es que callar para así aceptar a todos con las diferencias que tiene cada ser humano. Señor ayúdanos a seguir los pasos de María en este hágase, en este hágase tuyo cuando en el Getsemaní te pediste a tu Padre – no se haga mi voluntad, sino la tuya. Amén.
Les recuerda Jesús, que ellos por imponer sus leyes violentan los mandamientos de Dios y hacen muchas cosas semejantes a estas.
“Dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”.
¿Cumplimos hermanos los mandatos de la ley de Dios?
Que Dios los bendiga.
Oremos con las palabras de la Plegaria Eucarística I: “A nosotros, pecadores, siervos tuyos, que confiarnos en tu infinita misericordia, admítenos en la asamblea de los santos apóstoles y mártires Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé, Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia, y de todos los santos; y acéptanos en su compañía, no por nuestros méritos, sino conforme a tu bondad. Por Cristo, Señor nuestro, por quien sigues creando todos los bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes entre nosotros”. Amén.
Roguémosle al Señor que nos conceda, la gracia de vivir con una actitud constante de escuchar su Palabra, de ponerla en práctica, y de dar testimonio de la misma ante nuestros hermanos y hermanas para fortalecer su fe.