Padre celestial, las ofensas más grandes que cometemos es el no saber reconocer tu poder salvífico, el no representarte con la magnitud de la que eres merecedor; ten compasión de este tu pueblo porque la indiferencia con la que vivimos hoy en día nos separa mas de ti orillándonos a no pedir perdón ni siguiera una vez; aun así, Señor Dios nuestro, te damos gracias, te alabamos y te bendecimos porque solo tú eres nuestra fortaleza. Amen