Señor, vengo ante Ti, fatigado y agobiado por tantas cargas, por mis pecados, por mis debilidades y miserias. Me presento con gran confianza en tu infinita misericordia, pues Tú mismo dijiste que viniéramos a Ti. Coloca sobre mis hombros tu yugo, Señor, con tu gracia puedo llevarlo. Por Jesucristo Nuestro Señor. AMEN