Señor, tu que tienes mucha paciencia con nosotros y que no quieres que nadie perezca, sino que todos se arrepientan, ayúdanos a pensar con cuánta santidad y entrega debemos vivir esperando y apresurando el advenimiento del día del Señor, poniendo todo nuestro empeño en que ese día del Señor nos halle en paz con él, sin mancha ni reproche… Amén.