No podremos pensar que la conversión será de un día para otro, en efecto la conversión es también un don de Dios, pero cuenta con nuestra voluntad y de ahí que es importante tener presente que la conversión requiere que nosotros nos dispongamos a ella y que seamos pacientes. Tenemos una ventaja es que Dios es paciente con nosotros, el propósito entonces sería que nosotros seamos pacientes con nosotros mismos.