Señor Jesus, cuanto más humilde sea, podré ser tu discípulo misionero, invitando con palabras y con mi testimonio de vida, a otros a seguirte. Gracias porque es en la oración y en la Eucaristía como voy formando mi corazón de apóstol. Creo en Ti, espero y confío en tu misericordia, te amo y quiero agradecerte el don de Ti mismo. Ayúdame a amarte como Tú me amas. Amen.