Señor Jesús, ayúdanos a conócete mejor, a amarte y seguirte, y a hacer actos de amor en mi vida cotidiana. Cuando no hacemos esto, tú lloras por nosotros como lloraste por Jerusalén. Que hagamos pues, caso a tus enseñanzas y advertencias, y que busquemos la paz para que podamos ser salvos al final de los tiempos. Amen.