Como la gente que vio y experimentó este milagro de Jesús, digamos: “¡Nunca habíamos visto cosa igual!” y oremos dando gloria a Dios por su compasión para con todos. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!