Virgen María, Madre de la soledad, Señora del silencio. Comparto tu dolor, siento tu pena, unida a ti, callo, elevo mi corazón a Dios y espero. Acepto contigo la Voluntad del Padre, aunque no la comprenda, aunque llene mi alma de dolor y mis ojos de lágrimas, aunque sienta que en ello y por ello, se me va la vida.