Pidámosle al señor para que nos ayude a ser cada día más humildes, a ser capaces de reconocer a los demás como nuestro igual, como una presencia de Dios en nuestra vida para nuestro crecimiento personal y espiritual, a ser capaces de sonreírle a la vida mostrándole a Dios nuestro Señor el agradecimiento eterno por todos los regalos que día a día nos da.