¡Ojalá! Que todos los trabajos, todas las tareas que Dios pone en nuestras manos a nuestra disposición, sea las herramientas de la salvación de los demás, que nos falte predicar la palabra de Dios, hablar de Él en cada circunstancia. Estamos en el mundo y Dios nos envía al mundo; pero también nos dice que como El, no somos del mundo.