Reflexionemos en torno a estas preguntas, asumamos el mensaje que el Ángel dirige a la iglesia, asumamoslo como algo propio y personal de cada uno y que sirva para un examen de conciencia, para revisar nuestra vida de fe y nuestra vida como creyentes y pedirle al Señor que sea Él quien nos siga orientando y que sea Él quien anime nuestra vida y que su espíritu llene las obras que nosotros realizamos.