Gracias, Señor, por dar a tu Iglesia la figura de San José, el santo de la vida ordinaria. Gracias porque me enseñas que la fe, la obediencia, el silencio y el trabajo, son virtudes que todos podemos alcanzar, con tu gracia y con nuestro esfuerzo. Ayúdanos a que, en medio de las actividades del día, podamos encontrar un momento para unirnos a ti y escuchar cuál es tu voluntad y que a ejemplo de San José, sepamos descubrir cuál es el camino para cumplir lo que nos pides. Por Jesucristo Nuestro Señor.