Señor, Tú eres el único que se da cuenta cuando estamos hambrientos, o cansados y sin hacer ningún alarde, alivias nuestras necesidades. Las multitudes te desgastan llevándote los mutilados, los mudos y los ciegos. Gracias por siempre alimentarnos y darnos fuerza para el camino. Tú eres el Pan de Vida. Amen