Ayúdanos, Señor a tomar más en serio nuestra fe y a renovar nuestra alianza contigo, en la práctica diaria de nuestra fe. Que no solo te confesemos con nuestros labios, sino, sobre todo con el testimonio de nuestra vida de entrega e imitación a ti. Recibe nuestra súplica y alabanza, oh Señor. ¡Amén!