Señor Jesús, envía tu Espíritu Santo a nuestros corazones para creer en tus promesas. Y por el mismo poder de tu Espíritu líbranos del pecado y de la muerte eterna, permítenos ver tu gloria en nuestras vidas, rescátanos de la opresión del Maligno y enséñanos a proclamar tu Nombre viviendo siempre en la alegría del año de la gracia del Señor. Amen