Señor Jesús, gracias por tantas bendiciones que derramas sobre nosotros tus fieles. Enséñanos a confiar en tus promesas y a no tomar a la ligera tus advertencias. Haznos dignos de habitar en tu presencia todos los días de nuestras vidas, para poder así conocer tu voz y tu llamada en el día de tu venida. Amén.