“Padre de misericordia, te pedimos que, con la efusión de tu Santo Espíritu, nos ayudes a tener todos los días de nuestra vida, un acercamiento profundo y un encuentro personal con tu Hijo nuestro Señor Jesús, y que por medio de ese acercamiento y encuentro con Él podamos ser liberados de las cargas de nuestros pecados y sanados de la enfermedad espiritual y física si así es tu voluntad, te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.