Señor, nos invitas a tu mesa y nos pides que vivamos en la verdad de quién eres tú y
quiénes somos nosotros, porque eso es humildad. Oramos por corazones que sirvan sin tomar
en cuenta el costo o buscar recompensa. Padre celestial, enséñanos a seguir los pasos de Jesús,
a ser más compasivos, más comprensivos, más generosos en nuestro pensamiento y en
nuestras acciones. Amén.