Señor, tu mensaje es claro. La ambición que agrada a Dios se muestra en el humilde servicio a los demás. La grandeza se encuentra, no en tomarla de otra gente, sino en ser el servidor de la gente más insignificante en la sociedad: los pobres, los débiles, los olvidados y los despreciados.Ayúdanos a poder servirles como se merecen por ser hijos e hijas de Dios. Amen.