En aquel tiempo, designó el Señor a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es mucha y los trabajadores pocos.
Dios, Padre Celestial, te glorificamos por el orden que has puesto en el Cielo y en la tierra, en el mundo visible e invisible, a través de tus Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael; tus ángeles custodios; y todos los ángeles del Cielo. Te pedimos que como Natanael, creer en tu Hijo como nuestro Salvador y Rey, a quien los ángeles le sirven para salvación nuestra. Amén.
Hermanos, pidamos a Jesús en este día, para que nos de la fortaleza para afrontar y superar los retos que su seguimiento genera cada día con optimismo, paciencia y fe.
Un día, surgió entre los discípulos una discusión sobre quién era el más grande de ellos. Dándose cuenta Jesús de lo que estaban discutiendo, tomó a un niño, lo puso junto a sí y les dijo: “El que reciba a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe también al que me ha enviado. En realidad el más pequeño entre todos ustedes, ése es el más grande”.
Todo aquel que les dé a beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no se quedará sin recompensa.
En aquel tiempo, como todos comentaban, admirados, los prodigios que Jesús hacía, éste dijo a sus discípulos: “Presten mucha atención a lo que les voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres”.
Él les dijo: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Respondió Pedro: “El Mesías de Dios”. Entonces Jesús les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie.
Pidamos pues al Señor en esta ocasión por nosotros que somos Seguidores de Jesús, por cada uno de los que están pasando por crisis para que encuentren en Jesús el camino verdadero y la verdad para iluminar todas sus vidas y todas nuestras vidas.
En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a predicar el Reino de Dios y a curar a los enfermos.
En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió.
Pidamos hoy al Señor que guíe nuestro corazón para poder reconocer los regalos que Él nos dio y que seamos capaces de ponerlos en obras, en obras para ayudar a nuestros hermanos en Cristo… pero ayudar sin esperar recibir nada a cambio! Cuanto más demos, más se nos dará. Bendiciones.
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe. Y el que me reciba a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me ha enviado”.
O Dios, infunde en nuestros corazones un profundo aprecio por tu santa Palabra, y ayúdanos a vivir siempre por cada palabra que sale de tu boca. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Palabra hecha carne por nosotros. Amén.
La conversión es un proceso paulatino en el que Cristo se va trasparentando en la vida del hombre. Estas son las condiciones para la santidad y para ser verdaderamente felices en el amor de Dios.
Que sea el mismo Jesús invitándonos a meditar su palabra su mensaje. Que podamos repítelas en nuestro corazón y mira qué efecto producen, pues, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo, si no se realiza en él este plan amoroso de Dios?
Hoy, te invito a que traigamos a nuestros pensamientos a aquellas personas que muchas veces pensamos que SOLO PRETENDEN ser buenas . Poner a ellos en las Santas Manos del Señor y pedir que Él obre… como obró con aquella mujer pecadora. Pidamos al Señor que siempre oremos por conversión, no por castigo! Amén.
Dios te Salve María, llena eres d e gracia. El Señor es contigo. Bendita tu eres entre todas las mujeres; y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él’’.
Al oír esto, Jesús quedó lleno de admiración, y volviéndose hacia la gente que lo seguía, dijo: “Yo les aseguro que ni en Israel he hallado una fe tan grande”. Los enviados regresaron a la casa y encontraron al criado perfectamente sano.
“el que quiera seguirme que tome su cruz y me sigua” ¿qué significa esto? no es una cruz que condena sino una cruz que salva, Jesús le cambió el significado a la cruz. Toda mi situación del día a día, puede ser una cruz, pero no una cruz que me condena sin una cruz que me salva, porque para Jesús la cruz es un símbolo de amor.
Dios, ayúdanos a vivir según las bienaventuranzas y las enseñanzas que Jesús nos da para la vida del discípulo. Ayúdanos a poner nuestras vidas sobre la fundación firme que es Jesucristo para que no estemos llevados por los vientos y las vicisitudes de la vida, sino que quedamos firmemente envueltos en tu abrazo de amor para siempre. Amén.
En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen, bendigan a quienes los maldicen y oren por quienes los difaman. Al que te golpee en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite el manto, déjalo llevarse también la túnica. Al que te pida, dale; y al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Traten a los demás como quieran que los traten a ustedes; porque si aman sólo a los que los aman, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores aman a quienes los aman. Si hacen el bien sólo a los que les hacen el bien, ¿qué tiene de
extraordinario? Lo mismo hacen los pecadores. Si prestan solamente cuando esperan cobrar, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores prestan a otros pecadores, con la intención de cobrárselo después.
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Hermanos la oración es fundamental en la vida del cristiano porque con ella como actitud nos ponemos en las manos de Dios, manos del Padre bueno que nos ama; por la oración podemos entrar en intimidad con Dios y hacerlo partícipe de nuestros pesares, alegrías y necesidades; cuando oramos, buscamos un consuelo, un consejo y admitimos que somos limitados y necesitamos del poder de Dios para hacer óptimamente felices.
Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y fariseos estaban acechando a Jesús para ver si curaba en sábado y tener así de qué acusarlo.
Pero Jesús, conociendo sus intenciones, le dijo al hombre de la mano paralizada: “Levántate y ponte ahí en medio”. El hombre se levantó y se puso en medio. Entonces Jesús les dijo: “Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?” Y después de recorrer con la vista a todos los presentes, le dijo al hombre: “Extiende la mano”. El la extendió y quedó curado.
Los escribas y fariseos se pusieron furiosos y discutían entre sí lo que le iban a hacer a Jesús.