A pesar de lo duro del seguimiento de Cristo, Timoteo, junto con Pablo, ha permanecido fiel al Señor.
Jesús, viendo que había hablado muy sensatamente, le dijo: “No estás lejos del Reino de Dios”. Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.
Entonces les respondió Jesús: “Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”. Y los dejó admirados.
Querida Madre Celestial, que acompañaste a Tú Hijo en cada momento de Su vida, acompáñanos a nosotros también como tus hijos, e indícanos el camino a seguir para poder estar cerca de Él. Amén