“¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces sí ayunarán. Nadie remienda un vestido viejo con un parche de tela nueva y Nadie echa el vino nuevo en odres viejos, porque los odres se rasgan. Vino nuevo en odres nuevos” (Mt. 9, 15-17).
Gracias Señor por la invitación que le hiciste a esta servidora tuya, por tu continua misericordia sobre mí, permite a esta sierva tuya contagiar con tu palabra a tu pueblo, que mi testimonio sea dirigido con humildad, que la prudencia y perseverancia no se alejan de mi. Amén
Señor, Jesús, sal al encuentro de todos aquellos hermanos y hermanas que necesitan de ti, especialmente a las personas que traigo a mi mente en este momento. Permíteme colaborar dignamente en acercar a los enfermos y necesitados a tus pies por medio de mi intercesión y de mis obras. Te lo pedimos en tu Santo nombre y por la intercesión de nuestra madre y protectora María de Guadalupe. Amén.
Jesús, desde hoy quiero vivir viendo más allá de lo que veo. Sé que dificultades siempre he de tener y que me enfrentaré con tormentas en el camino. Mi Señor, no quiero preocuparme excesivamente por el futuro, pues aún no existe. Más bien quiero encontrar en ti la serenidad y el equilibrio entre lo que puedo hacer por mí solo y lo que ya corresponde a tu amor y a tu voluntad. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Pidamos hoy a Jesús y al Dios de la vida que ilumine en nuestras mentes, nuestros corazones para que podamos seguir adelante para que podamos hacer lo que Dios quiere, lo que a Dios le gusta. Así sea.