Señor bendice a los sacerdotes, bendice a todo tu pueblo que tu lo has consagrado para seguir adelante con tu palabra, con tu oración. Que así sea.
Todo Poderoso y sempiterno Dios, ayúdanos a tener una confianza firme y plena en tu respuesta a nuestras necesidades, tal y como la tuvo San Antonio de Padua, y permítenos saber que aunque para nosotros tarde tu respuesta, está siempre llega en el momento propicio que tu Padre has designado desde el principio de la creación. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Señor Dios, ayúdanos a seguir las palabras de tu hijo para que de esta manera brille nuestra luz ante los hombres, te lo pedimos por tu hijo Jesucristo, que contigo vive y reina. Amen.
Nuestra misión consiste en no solamente anunciar la buena nueva, no solamente desear la paz a los demás, sino también, vivir lo que enseñamos a los demás y de esta manera, testificamos que somos misioneros y enviados por el Padre. Por eso también, vamos a orar por todos aquellos misioneros que encuentran en el mundo entero, para que su misión sea según la santa Voluntad de Dios y dé fruto.
O Jesús tú eres el mejor de los pastores. Fuiste condenado injustamente, pero sabemos cuánto nos amas. No nos dejes caer en la tentación de convertir lo malo en bueno, y lo bueno en malo. Amen.
Que esta fiesta del Inmaculado Corazón de María nos ayude a todos nosotros a descubrir el amor generoso de nuestra Santísima Madre quien nos da ejemplo de discipulado, fidelidad y que nos lleva a Jesús como personas de fe, esperanza y caridad. Amén.
Sí, Corazón de mi amable Jesús, confío y confiaré siempre en tu bondad; y, por el Corazón de tu Madre, te pido que no desfallezca nunca esta confianza en Ti, a pesar de todas las contrariedades y de todas las pruebas que Tú quisieras enviarme, para que habiendo sido mi consuelo en vida, seas mi refugio en la hora de la muerte y mi gloria por toda la eternidad”. Amén.
Señor Jesucristo, ayúdanos, fortalécenos y guíanos con tu Espiritu Santo para que logremos siempre sentir tu Amor y tu Gracia y llevarla a nuestro hermano que sufre de hambre, soledad, enfermedad, violencia y discriminación. Amen.
Que seamos hombre y mujeres valientes y sin vergüenzas hablar de le verdad, de justicia y de paz donde haya discordia y pleitos, rencor y venganza, mentiras y engaños, arrogancia e individualismo, miedo y desaliento paraqué así todos conozcamos que Jesús es el único camino para vivir bien en este mundo y alcanzar la vida eterna. Amen
Hermanos y Hermanas, roguemos a Dios nuestro Señor para que los corazones sellados por él, respondan de acuerdo a ello; que la justicia de Dios se refleje en las acciones del ser humano; que cada uno de nosotros cultivemos la justica con igualdad y conciencia, respondiendo al llamado que Jesús en cada instante nos hace. Dios de la eternidad y de la sabiduría, confiamos en ti, te lo pedimos en nombre de Cristo Jesús, tu hijo querido y nuestro salvador. Amen
oremos juntos diciendo: Dios, Padre de bondad, te pedimos humildad para reconocer en nosotros nuestras debilidades, y fortaleza para poder cambiar aquello que nos impulsa a apropiarnos de las cosas terrenales. Te lo pedimos por Tu Hijo Jesucristo. Amén.
Oh Dios, Tu nos has dejado el memorial vivo de tu Pasión bajo los velos de este sacramento. Concédenos, te suplicamos, venerar los sagrados misterios de tu Cuerpo y Sangre de manera que podamos siempre gozar de los frutos de tu Redención. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Animados por esta riqueza de la Palabra, oremos con las palabras del salmo de hoy: Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta está mi alma. Señor, todo mi ser te añora como el suelo reseco añora del agua. Para admirar tu gloria y tu poder, con este afán te busco en tu santuario. Amén.
Le pedimos a Dios que desde hoy nos guie a la renovación de nuestro cuerpo y espirito. Porque aun somos débiles y necesitamos caminar juntos de la mano de nuestro señor Jesucristo y pronto poder abrasar la fe y estar protegidos por la gracias de Dios y por la intersección de nuestra madre la virgen maría que ruega por nosotros AMEN.
Así que hoy mis queridos hermanos y oyentes pidamos la divina misericordia de Dios y por intercesión de nuestra madre María, para que todos podamos cumplir muy bien la voluntad de Dios en nuestra vida.
Pidamos a nuestro Padre Dios la capacidad de ser humildes y servidores para que abracemos el proyecto de su hijo Jesús de construir un mundo más justo y humano en donde podamos experimentar el Reino de amor, justicia y Paz.
Pidámosle al Señor Dios todopoderoso que envíe su Espíritu y nos guíe y nos de esta fuerza para seguir predicando a Jesús resucitado.
Dios nuestro, ayúdanos a responder de corazón a tu llamado a una intimidad más profunda con Tigo. Ayúdanos a no tener miedo renunciar a nuestras riquezas cualesquiera que sean y dejarlas atrás, para poder entregar nuestro corazón solo y enteramente a Jesús y no poner obstáculos en el camino y poder responder generosamente a su llamado. Amén.
En esta Solemnidad pidamos a la Santísima Trinidad la fe, la fortaleza, la esperanza, y el amor para cumplir la voluntad de Dios en nuestro caminar diario y para dar un testimonio ante nuestros hermanos que comparten el camino y también a los que no conocen los senderos de Dios. Amén.
Que sea, Señor, mi oración como el incienso.
Pidamos al Señor que nos de ánimo para perseverar, constancia, paciencia para poder enfrentarnos todas las dificultades como nos lo dejaron como ejemplo los profetas, especialmente el santo Job, y que nuestras familias permanezcan unidas.
Señor Dios, te damos gracias por amarnos tanto que has enviado a tu hijo único a morir por nosotros para salvarnos. Ayúdanos a que podamos recordar este sacrificio cuando nos estamos alejando de ti por las tentaciones del mundo para que nuestro corazón se mueva arrepentido por las ofensas hechas a ti.
De igual manera, permítenos comprender que, aunque siempre nos des lo que necesitamos, no quiere decir que lo podamos dar por hecho, como ocurre muchas veces cuando olvidamos agradecerte cada día por todos los regalos hermosos que nos das. Amén.
Por todos los que queremos vivir como discípulos de Jesús, para que sepamos aceptarlo como el que no vino a ser servido sino a servir, y sepamos imitarlo en nuestra vida. Amén.
Queridas hermanas, hermanos, nunca será poco el empeño que pongamos en vivir una vida intensa y cotidiana de oración. Sólo a partir de la oración podremos, entonces, sanar nosotros y sanar a otros. Que así sea.