El resultado de todo esto es la hipocresía. Una actitud muy honda y que Jesús tanto fustigó. Porque le hace daño al que la vive. Y más daño le hace a la familia a la gente por amor al Señor y su evangelio, tendríamos que ser, antes estas hipocresías, tan firmes como lo fue Jesús. Por eso, Jesús nos ataca con el deseo de que reflexionemos y cambiemos. Que espíritu santo nos ayude en esta conversión personal.