Señor de infinita misericordia, gracias por poner tu mirada en mí, que a pesar de mi pequeñez, pueda crecer ante tus ojos; no me dejes nunca, te pido por mí, por mis hermanos, de carne y espirituales, para que en nuestras labores del día nos demos tiempo de bajar del árbol y buscar tu mirada en nuestra interna multitud sobrecargada. Amen