Nosotros debemos hacer esta revisión constante de nuestra vida para saber que el Señor es dueño y Señor de la historia y de nosotros y por esto pedirle todos los días esta fe para poder seguir permaneciendo en su seguimiento y alcanzar esta promesa que nos ha hecho de vida eterna en Él. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.