Oremos para que realmente nosotros seamos colaboradores de Dios, el campo de Dios, la casa que el Señor edifica: Señor, te damos gracias por el ministerio sanador de tu hijo y Señor nuestro Jesucristo, quien unido al Padre y al Espíritu Santo, trajo la salud a todos, pues se dejó llevar por los criterios de Dios y no los humanos. Que como él también nosotros pasemos por el mundo haciendo el bien. Amén.