Mis hermanos y hermanas, concluyamos nuestra reflexión con una pequeña oración: Dios, Padre Misericordioso, que tu luz ilumine siempre nuestros corazones y nuestras consciencias para que sepamos arrepentirnos de nuestros pecados y acudir a ti para pedir perdón. Gracias por entrega a tu Hijo para el perón de nuestros pecados. Amén.