Jesús, hijo de David, Rey de reyes y Señor de señores, ven y reina en mi corazón. No siempre te reconozco como mi Dios y Señor. A veces te hago a un lado para reinar yo en vez de ti. Ayúdame a reconocer que u te mereces un lugar especial en mi vida, que nada ni nadie más puede remplazar. Amén.