Ayúdame a saber adorarlo con reverencia y con devoción; renovar en su presencia el ofrecimiento sincero de mi amor, y decirle sin miedo: gracias mi amado Jesús por la prueba diaria llena de ternura que me das de tu amor y misericordia en la Santa Comunión. Ayúdame a que siempre me acerque a ti para comulgar y recibir de ti “vida eterna” por cristo nuestro Señor Amén.