“Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo,
según lo que me habías prometido,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
al que has preparado para bien de todos los pueblos;
luz que alumbra a las naciones
y gloria de tu pueblo, Israel”.
y asimismo, tenemos que reconocer nuestra enfermedad para que podamos ayudar a los otros a curarse y decirle una de otra vez “talita cumi”¡levántate! porque lo que nos queda en este tiempo de adversidad, de negligencia, de dolor, de ausencia de Dios, de lo espiritual, lo que nos queda simplemente ser agentes espirituales, agentes solidarios, agentes que están en pro de una sociedad, en pro mundo mejor; por eso, es que los invito a que seamos esos Jesuses que vuelven y repiten una y otra vez “talitacumi”.