Pidamos hoy al Señor que guíe nuestro corazón para poder reconocer los regalos que Él nos dio y que seamos capaces de ponerlos en obras, en obras para ayudar a nuestros hermanos en Cristo… pero ayudar sin esperar recibir nada a cambio! Cuanto más demos, más se nos dará. Bendiciones.
Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe. Y el que me reciba a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me ha enviado”.
O Dios, infunde en nuestros corazones un profundo aprecio por tu santa Palabra, y ayúdanos a vivir siempre por cada palabra que sale de tu boca. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Palabra hecha carne por nosotros. Amén.
La conversión es un proceso paulatino en el que Cristo se va trasparentando en la vida del hombre. Estas son las condiciones para la santidad y para ser verdaderamente felices en el amor de Dios.
Que sea el mismo Jesús invitándonos a meditar su palabra su mensaje. Que podamos repítelas en nuestro corazón y mira qué efecto producen, pues, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo, si no se realiza en él este plan amoroso de Dios?
Hoy, te invito a que traigamos a nuestros pensamientos a aquellas personas que muchas veces pensamos que SOLO PRETENDEN ser buenas . Poner a ellos en las Santas Manos del Señor y pedir que Él obre… como obró con aquella mujer pecadora. Pidamos al Señor que siempre oremos por conversión, no por castigo! Amén.
Dios te Salve María, llena eres d e gracia. El Señor es contigo. Bendita tu eres entre todas las mujeres; y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él’’.
Al oír esto, Jesús quedó lleno de admiración, y volviéndose hacia la gente que lo seguía, dijo: “Yo les aseguro que ni en Israel he hallado una fe tan grande”. Los enviados regresaron a la casa y encontraron al criado perfectamente sano.
“el que quiera seguirme que tome su cruz y me sigua” ¿qué significa esto? no es una cruz que condena sino una cruz que salva, Jesús le cambió el significado a la cruz. Toda mi situación del día a día, puede ser una cruz, pero no una cruz que me condena sin una cruz que me salva, porque para Jesús la cruz es un símbolo de amor.
Dios, ayúdanos a vivir según las bienaventuranzas y las enseñanzas que Jesús nos da para la vida del discípulo. Ayúdanos a poner nuestras vidas sobre la fundación firme que es Jesucristo para que no estemos llevados por los vientos y las vicisitudes de la vida, sino que quedamos firmemente envueltos en tu abrazo de amor para siempre. Amén.
En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen, bendigan a quienes los maldicen y oren por quienes los difaman. Al que te golpee en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite el manto, déjalo llevarse también la túnica. Al que te pida, dale; y al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Traten a los demás como quieran que los traten a ustedes; porque si aman sólo a los que los aman, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores aman a quienes los aman. Si hacen el bien sólo a los que les hacen el bien, ¿qué tiene de
extraordinario? Lo mismo hacen los pecadores. Si prestan solamente cuando esperan cobrar, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores prestan a otros pecadores, con la intención de cobrárselo después.
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Hermanos la oración es fundamental en la vida del cristiano porque con ella como actitud nos ponemos en las manos de Dios, manos del Padre bueno que nos ama; por la oración podemos entrar en intimidad con Dios y hacerlo partícipe de nuestros pesares, alegrías y necesidades; cuando oramos, buscamos un consuelo, un consejo y admitimos que somos limitados y necesitamos del poder de Dios para hacer óptimamente felices.
Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y fariseos estaban acechando a Jesús para ver si curaba en sábado y tener así de qué acusarlo.
Pero Jesús, conociendo sus intenciones, le dijo al hombre de la mano paralizada: “Levántate y ponte ahí en medio”. El hombre se levantó y se puso en medio. Entonces Jesús les dijo: “Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?” Y después de recorrer con la vista a todos los presentes, le dijo al hombre: “Extiende la mano”. El la extendió y quedó curado.
Los escribas y fariseos se pusieron furiosos y discutían entre sí lo que le iban a hacer a Jesús.
En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos. Él lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: “¡Effetá!” (que quiere decir “¡Abrete!”). Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: “¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.
Un sábado, Jesús iba atravesando unos sembrados y sus discípulos arrancaban espigas al pasar, las restregaban entre las manos y se comían los granos. Entonces unos fariseos les dijeron: “¿Por qué hacen lo que está prohibido hacer en sábado?”
Jesús les respondió: “¿Acaso no han leído lo que hizo David una vez que tenían hambre él y sus hombres? Entró en el templo y tomando los panes sagrados, que sólo los sacerdotes podían comer, comió de ellos y les dio también a sus hombres”.
Y añadió: “El Hijo del hombre también es dueño del sábado”.
Les dijo también una parábola: “Nadie rompe un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque echa a perder el nuevo, y al vestido viejo no le queda el remiendo del nuevo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo revienta los odres y entonces el vino se tira y los odres se echan a perder. El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos y así se conservan el vino y los odres. Y nadie, acabando de beber un vino añejo, acepta uno nuevo, pues dice: ‘El añejo es mejor’ ”.
Entonces Jesús le dijo a Simón: “No temas; desde ahora serás pescador de hombres”. Luego llevaron las barcas a tierra, y dejándolo todo, lo siguieron.
Señor, sabemos que la salud es un regalo invaluable. Bendícenos con tu santo espíritu en especial a aquellos que están sufriendo por alguna enfermedad. Pon tus manos sanadoras sobre ellos y renueva sus espíritus.
Nosotros digamos a los demonios de hoy en día sale y vete de mi vida no te quiero aquí sal con los problemas, con esa clase de dilemas, no sé dialoga, se habla con autoridad, sal y vete porque me haces daño, porque no me edifica, porque no sirves de nada en mi vida, sal y vete porque no te quiero en mi vida. Que tengan un hermoso día y que nuestro Señor que se ha encarnado en nuestra historia esté con ustedes y con todos los suyos
Jesús les dijo: “Seguramente me dirán aquel refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo, y haz aquí, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm’ ”.
Después, Jesús llamó a la gente y les dijo: “Escúchenme todos y entiéndanme. Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre”.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco talentos; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue.
Vivamos nuestras vidas hoy en día con la esperanza de un mejor futuro en el amor, la comprensión y el compartir con nuestros hermanos y hermanas.
Roguémosle al señor que nos conceda la gracia de abrir nuestros corazones a la voz de Dios y ser alimentados por su Palabra.