Padre bueno, Padre de bondad, te damos gracias por enviar a tu único Hijo a salvarnos. Gracias por darnos tu corazón. Líbranos de caer en la indiferencia de lo que ha hecho Jesús y sigue haciendo por cada uno de nosotros. Enséñanos a confiar siempre en tus promesas a través de tu Palabra y esperar siempre en el poder que brota de tu amor por nosotros. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Padre Celestial, a medida que tejemos nuestro camino a través de la vida, ayúdanos a discernir lo que te agrada, y cómo podemos alcanzar los cielos en nuestra comunión diaria, con nuestros hermanos y hermanas. Ayúdanos a aprender de nuestra experiencia de vida lo que nos ayuda a vivir amando. Te agradezco Jesús por este rato de diálogo contigo. Sé que la misión es ardua y por eso hoy te quiero ofrecer el esfuerzo que me pueda suponer el ayudar a los demás a conocerte. María Santísima, en tus manos encomiendo mi apostolado de este día.
Pidamos le a Dios que nos envíe su santo Espíritu sobre nuestros corazones, sobre nuestras personas y nos haga ser más humildes, más despegado de lo terrenal y nos peguemos más a lo espiritual. Señor, bendícenos, santifícanos y cuídanos. Amén
Señor, autor y dueño de la vida, transfórmanos, conviértenos y acompáñanos, para que, imitando la vida de María y los Santos, y caminado en las huellas de Cristo protejamos y valoremos la vida, y ayudemos al equivocado en el proceso de su conversión. Y así ser instrumentos de tu Reino. Amén.
Pidámosle al Señor con fervor que nos convierta en agentes divulgadores de su palabra.
Ayúdame a saber adorarlo con reverencia y con devoción; renovar en su presencia el ofrecimiento sincero de mi amor, y decirle sin miedo: gracias mi amado Jesús por la prueba diaria llena de ternura que me das de tu amor y misericordia en la Santa Comunión. Ayúdame a que siempre me acerque a ti para comulgar y recibir de ti “vida eterna” por cristo nuestro Señor Amén.
O Dios, tú eres el Dios de la Vida. Tú quieres a todos nosotros tus hijos y deseas que vivamos con dignidad, con libertad, y con la alegría de la vida. Danos la fortaleza de resistir a las injusticias de nuestro día, a las nuevas formas de esclavitud, de la opresión económica, las separaciones de familias y las causas de migración, de hambre y de guerra. Y como el Padre Rother y el Profeta Jeremías infunde en nosotros la valentía de perseverar hasta lo último en anunciar constantemente tu justicia y tu amor. Amen.
Jesus les dice que la semilla que cayó a lo largo del camino representa a “a todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón.” (Mateo 13:19).
Señor, Dios de nuestros padres, fue a través de San Joaquín y de Santa Ana que Tu nos diste a la Madre de Tu Hijo Encarnado. Que sus oraciones nos obtengan la salvación que Tu prometiste a tu pueblo. Amén.
Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor
Mis hermanos y hermanas, les invito a hacer una pequeña oración para terminar nuestra reflexión: Señor Jesús, gracias por la Iglesia que has establecido en el mundo para salvarnos. Gracias por la misión de la Iglesia, por los sacramentos, la Santa Misa, los ministerios, y por compartir con nosotros tu gloria. Protege a tu Iglesia, Señor, y enséñanos a vivir como hijos de Dios entre hermanos. Señor San José patrono de la Iglesia, ruega por nosotros. Amén.
Hoy tenemos otro día en nuestra vida. Tómanos este día como un signo un regalo de Dios para nosotros. Si queremos aprovechar este día, tratamos compartir las oportunidades de amor con los demás.
“Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios amoroso, para que él tenga misericordia de nosotros y en su bondad nos ayude en la hora de necesidad” (Hbr 4,15).
Señor, no te olvides de los pobres
Señor Jesucristo, ayúdanos, fortalécenos y guíanos con tu Espiritu Santo para que logremos siempre sentir tu Amor y tu Gracia y asi confiar en Ti y entregarte todo, la felicidad y la tristeza, la enfermedad y la salud.
“La senda del justo es recta porque tú, Señor, le allanas el sendero. En el camino de tus mandamientos te buscamos, porque tus mandamientos son la luz de la tierra y enseñan justicia a los habitantes del orbe." (Isaías 26,7.9).
Te rogamos Señor para que tu palabra sea revelada a nuestros corazones, que nuestros oídos la mantengan como resonancia y la hagamos oración de vida, actuando con justicia y comprensión, te lo pedimos en nombre de tu Hijo Jesús, tu amadísimo hijo. Amen
Nosotros debemos hacer esta revisión constante de nuestra vida para saber que el Señor es dueño y Señor de la historia y de nosotros y por esto pedirle todos los días esta fe para poder seguir permaneciendo en su seguimiento y alcanzar esta promesa que nos ha hecho de vida eterna en Él. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
Roguemosle a Dios que nos ayude a ser fieles, hasta las últimas consecuencias.
Padre, ayúdenos a aceptar a nuestras vocaciones con confianza en tu Espíritu Santo que nos está siempre guiando, y haga que seamos instrumentos en tus manos para la conversión de muchos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amen.
Señor, haz que nuestra fe sea fuerte, que no temamos las contrariedades de los múltiples problemas en nuestra vida, las adversidades de quien la discute, la impugna, la rechaza o la niega, sino que se robustezca en la prueba íntima de tu Verdad, se corrobore en la afirmación continua superando las dificultades espirituales entre las cuales se desenvuelve nuestra existencia temporal. AMEN
Roguemos al Señor que tengamos esta fuerza, esta capacidad y la presencia del Espíritu Santo para que podamos con mucha tranquilidad, con mucha madurez ir poco a poco pasando los desafíos y con la fuerza del Espíritu podemos lograr muchas cosas. Señor Jesús en su infinita misericordia te pedimos tu santa bendición para nosotros que somos misioneros tuyos y para todas las personas creyentes que a pesar de los desafíos anuncian tu Palabra, tu Verdad, tu Vida, tus enseñanzas. Que Dios bendiga mucho a cada uno de nosotros, misioneros y misioneras del Padre. Un abrazo grande y que Dios y la Santísima Virgen María siempre los acompañe.
Señor, Tú me has confiado el llevar acabo tu misión aquí en la tierra. Me has llamado a ser un discípulo misionero y a ser sembrador de paz. Enséname a darte siempre el primer lugar en mi vida y a servirte con alegra. Ayúdame a reflejar el rostro de Cristo con mi manera de vivir para que mi vida sea testimonio vivo y autentico de que tú has resucitado. Amen.
San Benito abad, padre y protector nuestro, tú no te antepusiste a nada ante Cristo desde que lo hallaste en la oración. Intercede para que también nosotros podamos encontrarlo y así vivamos en el amor del Eterno Padre y en la victoria de la Cruz de su Hijo. Que unamos nuestros sufrimientos a los de la para la redención de nuestros pecados. Amen.
“Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe trabajadores a recoger su cosecha” (Mt, 9-38).