Hermanos y hermanas, concluyamos nuestra reflexión con una pequeña oración: Señor Jesús, gracias por venir al mundo para salvarnos. Dirige nuestros pasos por el buen camino. Por el camino del Buen Sembrador, ese que no se cansa de trabajar para el Reino de Dios, para cosechar frutos abundantes para la Gloria de Dios y la salvación de los hombres. Amén.
“Ya no creemos por lo que nos has contado, porque nosotros mismos lo hemos escuchado y sabemos que éste es realmente el salvador del mundo” (Jn 4,42).
O Dios de amor, nos amas con un amor tan grande como nos has mostrado en la compasión de Jesús. Amplia nuestro amor para que seamos más abiertos a la gracia del Espíritu Santo que quieres derramar sobre nosotros para el perdón de los pecados. Lo pedimos en nombre de Cristo nuestro Señor. Amen.
Buen Jesús que atiendes a las necesidades de tus ovejas, ayúdanos a ser como la viuda, a implorar por nuestros hijos, por aquellos que vemos muertos en vida, por aquellos que en este mundo vagan desesperanzados y sin rumbo, ayúdanos a nosotros mimos a revivir, a levantarnos de nuestra propia mortandad. Amen
Haz Señor que en tu Iglesia celebremos la Eucaristía como un memorial que nos hace hermanos en Cristo. Que la celebración de la Cena del Señor nos impulse a la justicia, a no discriminar a nadie y que todos celebremos la dignidad de todos y la unidad del Cuerpo de Cristo en la Iglesia. Amén.
Quisiera invitarlos para que en este domingo del tiempo ordinario nos apoyáramos en una frase que dice la segunda lectura de la carta de apóstol Santiago – vivir una fe en obras – que nuestro seguimiento a Jesús, nuestra adhesión a Él sería reflejada no tanto en las palabras en lo que decimos de Él, sino de lo que somos capaces de hacer por el hecho de creer en Jesús.
Oh Dios, Tu quisiste que la compasiva Madre de Tu Hijo estuviera junto a la Cruz en que Él fue glorificado. Concede que Tu Iglesia, habiendo participado en la Pasión de Cristo, también pueda participar en su Resurrección. Amén.
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Roguémosle a Dios que nos conceda, la gracia de saber amar con un corazón que, lleno de Dios, se convierta en signo de unión y de paz para todos los pueblos.
Entonces démosle gracias al Señor por regalarnos este mensaje tan bonito en este día y que nos permita nosotros hacerlo parte de nuestra vida y poder cambiar todas estas actitudes, todos estos vicios y estas inmoralidades que de pronto tengamos en nuestra vida para que seamos más acordes a lo que Él quiere de nosotros. Lo pedimos en el nombre del Señor Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Amado Padre, Tú eres nuestro protector y defensor. Hoy nos unimos en oración, junto con todos nuestros hermanos y hermanas en todo el mundo, en contra de los actos terroristas en todas sus formas. "Tú, Señor, escuchas los deseos de los pobres, los reconfortas y les prestas atención. Tú haces justicia al huérfano y al oprimido: ¡que el hombre hecho de tierra no infunda más temor!" (Salmo 10:17-18). Amen.
Padre celestial, enséñanos a ser verdaderamente misericordiosos con los demás como tu Padre lo eres con nosotros. Que no impongamos a los demás, leyes que ni nosotros mismos hemos entendido correctamente, o que las hemos inventado. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Señor bendígame para que yo no sea sordo a tu mensaje. hable a mí en mi corazón y dígame todo lo que tengo que saber para cumplir tu voluntad y seguir el camino de Jesús. Amen.
Padre misericordioso envíanos tu Santo Espíritu y bendice a cada uno de nosotros tus hijos, a los hermanos venezolanos, a nuestros hermanos sacerdotes, misioneros y a todos los hermanos de la comunidad de Verbo Divino. Que seas tu bendiciéndonos y acompañándonos, amén.
Dios de los tiempos eternos, danos claridad para reconocer aquello que nos es nocivo, danos sensatez para saber separa lo viejo malo y no mezclarlo con lo nítido de lo nuevo; gracias por las bendiciones que das al mundo y perdona nuestra ceguera al no saber cuidar tus bienes, no nos pierdas de vista porque rápido nos desviamos, sin ti nada somos. Te lo pedimos en nombre de tu Hijo Amado Jesús. Amen
Señor, me dices, como le dijiste a Simón, “Lleva la barca mar adentro”. Tú estás listo para sorprenderme con las profundidades que encontraré en mi persona, con las obras que Tú puedes hacer a través mío. Sálvame de mi complacencia, de quedarme en una vida rutinaria. Ayúdame a reconocer Tu mano en mis encuentros diarios. Por Jesucristo nuestro Señor, Amen.
Oremos para que realmente nosotros seamos colaboradores de Dios, el campo de Dios, la casa que el Señor edifica: Señor, te damos gracias por el ministerio sanador de tu hijo y Señor nuestro Jesucristo, quien unido al Padre y al Espíritu Santo, trajo la salud a todos, pues se dejó llevar por los criterios de Dios y no los humanos. Que como él también nosotros pasemos por el mundo haciendo el bien. Amén.
Gloria a ti Señor del Cielo y de la Tierra. Guíanos con tu Espíritu Santo y danos tu Amor y Gracia para darla a conocer por medio de nuestras obras aquí en la tierra.
Que tengamos también las buenas costumbres de ir a Misa, de orar, de estudiar la palabra de Dios. Y que estas costumbres no sean unas vacías, sino nuestro entrenamiento para la santidad.
Dios misericordioso, de quien procede todo lo bueno, inflámanos con tu amor y acércanos más a ti, a fin de que podamos crecer en tu gracia y perseveremos en ella. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Dios, Padre y Señor nuestro, te pedimos que guiados por los dones de tu Espíritu Santo, nos enseñes a administrar los talentos que nos has dado, para poder glorificar tu Nombre con nuestras obras. No nos hagas olvidar que nunca es tarde para desenterrar y poner a trabajar aquello hemos enterrado por miedo, dolor o pereza. Enséñanos a ser fieles administradores de tu Reino. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Ilumínanos señor con tu Palabra y con tu Sabiduría, para construir la vida y las relaciones. Acompáñenos para que estemos preparados. Que el Verbo hecho carne nos acompañe en nuestra vida y misión, amén.
Animados por la riqueza de la Palabra, oremos con las palabras del salmo de hoy: Un día tras otro bendeciré tu nombre y no cesará mi boca de alabarte. Muy digno de alabanza es el Señor, por ser su grandeza incalculable. A Él la gloria, la alabanza y la acción de gracias por siempre. Amén.
Que el Martirio de san Juan Bautista sea una invitación para que nuestra vida también gire en torno a la Persona de Jesús, lo cual le dará su pleno sentido, y que su ejemplo “nos entusiasme”, para que llenos de Dios, también demos testimonio de nuestra fe en Jesús con valentía.