Gracias, Señor por la invitación que nos haces a vivir hoy los valores del Reino, a ti sea la gloria y la alabanza por siempre. Amén.
Necesitamos de vez en cuando hacer la experiencia de “dejarnos cargar” en brazos de Dios y de nuestros hermanos.
Señor Jesús, te pedimos por tu sacratísimo corazón que nos enseñes a ser humildes y sencillos como tú. Ayúdanos, a través de nuestra fe, a ver más allá de las cosas que este mundo nos ofrece. Envía tu Espíritu a nuestros corazones y sana toda herida que nos hace huir de la humildad. Y guíanos siempre para saber tratar a las personas con bien. Amén.
Vamos a pedir el Dios de la vida, en este día cuando recordamos a todos los difuntos que sea Él que nos acompañe para cada día comprender más la muerte y vivirla con esperanza porque es dar un paso de esta vida a la otra para encontrarnos plenamente con el Dios de la vida, con el Señor. Así que vivos aquí y vivos allá. Muchísimas gracias.
Dios, Padre de Bondad, envía tu Espíritu Santo a nuestras vidas para que sepamos confiar en tus promesas y actuar con fe, a la luz de las Bienaventuranzas. Fortalece nuestros espíritus para enfrentar la adversidad y concédenos la dicha de ser llamados bienaventurados al entrar en tu Gloria. Amén.