En aquel tiempo, Jesús dijo a Pedro: “Sígueme”. Pedro, volviendo la cara, vio que iba detrás de ellos el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había reclinado sobre su pecho y le había preguntado: ‘Señor, ¿quién es el que te va a traicionar?’ Al verlo, Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ¿qué va a pasar con éste?” Jesús le respondió: “Si yo quiero que éste permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú, sígueme”.
Padre Santo, denos la valentía de San Pedro quien llevó su compromiso hasta el martirio pastoreando a la nueva iglesia. Ayúdanos a cuidar a las ovejas de nuestro rebaño de hoy en unión con el Papa Francisco, con nuestros Obispos, y con todos los pastores de la Iglesia de nuestro día. Amén.
Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y yo también en ellos’’.
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse, para que se cumpliera la Escritura.
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo también te glorifique, y por el poder que le diste sobre toda la humanidad, dé la vida eterna a cuantos le has confiado. La vida eterna consiste en que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.
“Les he dicho estas cosas, para que tengan paz en mí” (Jn 16,32). Con su paz, pasaremos del temor y el miedo a la seguridad. ¡Así que, animo, y a continuar con valor la misión de Jesús como miembros vivos de su Iglesia!! …Te pedimos lograr esto Señor, con la intercesión de María, la Estrella de la Evangelización… y en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Siempre deseo a ustedes a cada persona a quién predicó la buena noticia a quién predica el Evangelio con quién estoy y vivo con ustedes también para que no perdamos la fe y con mucho ánimo y alegría proclamemos la buena noticia Muchas gracias.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro: cuanto pidan al Padre en mi nombre, se lo concederá. Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa.
No son ustedes los que me han elegido, soy yo quien los ha elegido y los ha destinado para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros’’.
Señor Jesús, Camino, Verdad y Vida, te doy gracias por encarnarte en la Virgen María, tu dulce y santa Madre, para convivir con nosotros. Tu eres el mensaje vivo del amor de Dios. Enséñame a leer tu Palabra con disponibilidad y humildad, y con la luz de tu Espíritu Santo, para conocerte más, amarte más y compartir tu mensaje con los demás. Que no quede yo confundido o confundida por leer tu Palabra con un corazón apegado al mundo y a mi conveniencia pasajera. Ayúdame a creer en ti, y a esperar en ti, sabiendo que tú nunca me defraudas, y que todas tus promesas se cumplirán. Amén.
Los invito pues a que utilizando estos tres recursos que nos enseñó San Buenaventura podamos seguir busca ando la verdad, esa verdad de la que nos habla hoy el evangelio y que sea el Espíritu que nos guía hacia esa verdad, para que no sólo quedamos buscar conocimiento, sino que queramos buscar experiencia, experiencia del Dios Trino en nuestras vidas.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Me voy ya al que me envió y ninguno de ustedes me pregunta: ‘¿A dónde vas?’ Es que su corazón se ha llenado de tristeza porque les he dicho estas cosas. Sin embargo, es cierto lo que les digo: les conviene que me vaya; porque si no me voy, no vendrá a ustedes el Paráclito; en cambio, si me voy, yo se lo enviaré.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré a ustedes de parte del Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, él dará testimonio de mí y ustedes también darán testimonio, pues desde el principio han estado conmigo.
Roguémosle a Dios que nos conceda, la gracia de tener un verdadero amor activo, de tal forma que ese amor nos haga ser testigos de amor de Dios para nuestros prójimos.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya; pero el mundo los odia porque no son del mundo, pues al elegirlos, yo los he separado del mundo.
Gracias Señor por darnos tus enseñanzas de amor para nuestra vida, aumente nuestro amor para que podamos amarnos como tú nos has amado.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena”.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto.
Divina Trinidad, la fuerza del amor más grande que existe, hazte presente en nuestras vidas y mantén SIEMPRE prendida en nosotros - la llama del Amor de los Amores – el lugar donde encontraremos la verdadera paz… la Paz de Dios. Amén.
En aquel tiempo, Jesús dijo a Tomás: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí. Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”.
Hoy día miramos a Jesús glorioso, con todo su resplandor, la Palabra de Él nos pide mucho, exige pero siempre está llena del amor, el amor que es perfecto, que buscamos en este mundo, el amor perfecto encontramos únicamente en la persona de Jesús, felices pascuas para todos
Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aun mayores, porque yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre’’.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Si no fuera así, yo se lo habría dicho a ustedes, porque ahora voy a prepararles un lugar. Cuando me vaya y les prepare un sitio, volveré y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes. Y ya saben el camino para llegar al lugar a donde voy”.
Entonces Tomás le dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?” Jesús le respondió: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es por mí”.
Pidamos pues a nuestro Dios para que nos ayude a ser semejantes al Hijo de Él, a Jesús que se entregó por todos nosotros para la salvación no solamente de uno sino de todos, de todos los que nos llamamos hijos de Dios.
En aquel tiempo, exclamó Jesús con fuerte voz: “El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado; el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, para que todo el que crea en mí no siga en tinieblas.
Si alguno oye mis palabras y no las pone en práctica, yo no lo voy a condenar; porque no he venido al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo.
El que me rechaza y no acepta mis palabras, tiene ya quien lo condene: las palabras que yo he hablado lo condenarán en el último día. Porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que mi Padre, que me envió, me ha mandado lo que tengo que decir y hablar. Y yo sé que su mandamiento es vida eterna. Así, pues, lo que hablo, lo digo como el Padre me lo ha dicho’’.