Señor, me dices, como le dijiste a Simón, “Lleva la barca mar adentro”. Tú estás listo para sorprenderme con las profundidades que encontraré en mi persona, con las obras que Tú puedes hacer a través mío. Sálvame de mi complacencia, de quedarme en una vida rutinaria. Ayúdame a reconocer Tu mano en mis encuentros diarios. Por Jesucristo nuestro Señor, Amen.