Padre de bondad, te damos gracias por todo lo que nos permites ver con nuestros ojos, por tu creación y tu grandeza. Permítenos también ver tu gloria y tu amor con la luz de Cristo. Unge nuestros corazones con tu Espíritu Santo para que la luz de tu Hijo reine en nosotros y nuestra fe no se pierda en las tinieblas. Amén.