Padre de misericordia, que tu gracia nos sostenga y nos acompañe, para que podamos discernir tu voz que nos llama a servirte de corazón, y que como el profeta Isaías podamos nosotros también decirte al discernir tu llamado: “Aquí estoy Señor mándame a mí”. Amén. (Is 6,8)